YACIMIENTO DE MAGNETITA

Este sector se ubica al norte de la localidad de Fiambala Dpto. Tinogasta por sobre la Ruta Provincial Nº 34 a 560 Km. Del Puerto de Chañaral (Chile).

Se trata de depósitos eólicos con una de la reservas más grande de sedimentos portadores de Magnetita Titanifera a la que le realizamos unos análisis geoquímicos y obtuvimos como resultado entre tantos minerales un promedio de un 38% de hierro y un 0,45% de Titanio del total del mineral extraído como muestra.

Es de muy fácil acceso y cabe destacar que el Rio Abaucan que pasa por la zona oeste de las Minas lleva un generoso caudal de agua todo el año.

Geología

En base a la Hoja Geológica 13 c. Fiambala por Félix González Bonorino

Los sedimentos aluviales son los más extensos y potentes. Forman en primer lugar el relleno de los valles como el de Fiambalá y de los campos de Belén y Tinogasta.

El relleno del Valle de Fiambalá consiste en material de distintos grano, desde grava hasta limo fino. Al menos en la parte superior y central, de acuerdo con lo que muestran los perfiles de las

Barrancas del río Abaucán, predominan los sedimentos finos, arenosos y limosos, que forman estratos espesos sin o con escasa estratificación interna. Como dice Penck (1920, p. 231), “Delgados bancos de arena más gruesa o más fina alternan con loess arenoso (que como material de construcción representa al adobe), loess limoso y aisladas capitas de arcilla. . . “. El loess arenoso muy fino es predominante.

“Una división especial de las capas del bolsón son las capas de piedra pómez, las que, en áreas alejadas de las sierras, se intercalan en loess arenoso. Su origen es bien conocido, así como su restricción a los niveles más altos de los sedimentos del bolsón ( en Anillaco, unos 20 m sobre el río Abaucán ) y su deposición en relación con una brusca creciente” ( Penck, 1920, p. 231 ).

El grano relativamente fino de los materiales que ocupan el Valle de Fiambalá se debe, en primer lugar, a los sedimentos derivados del área de sedimentos terciarios del oeste.

El grano relativamente fino de los materiales que ocupan el Valle de Fiambalá se debe, en primer lugar, a los sedimentos derivados del área de sedimentos terciarios del oeste.

En los conos aluviales que bajan de la falda occidental de la sierra de Fiambalá se encuentra, naturalmente, una cantidad mucho mayor de rodados; es probable que, en el fondo de la cuenca. La cantidad de grava sea mucho mayor que en la parte superficial. El espesor del Cuarterio en la parte central del Valle es bastante grande; perforaciones de casi 200 m se han llevado a cabo sin salir de los sedimentos aluviales.

En el noroeste de la Hoja, sobre todo, hay conservadas terrazas formadas en fanglomerados (Punaschotter, Penck), de mayor antigüedad que el resto de los depósitos cuartarios de la cuenca. Lo dicho para el Valle de Fiambalá vale igualmente para la parte sud del valle del río Las Lajas y la parte contigua de la depresión de Tinogasta. En los niveles superiores, en la parte céntrica de la depresión. Los depósitos finos, con poca estratificación, predominan. Hacia las sierras y hacia abajo los rodados intervienen cada vez más en la composición de los sedimentos; dentro de las sierras, ellos predominan sobre los arenosos y limosos, y alcanzan grano muy grueso.

En el campo de Belén tenemos la misma relación; los sedimentos más o menos gruesos de los conos aluviales se sumergen debajo de los depósitos arenosos y loéssicos del campo. Los sedimentos que constituyen el cono aluvial del río Belén, ellos son arenas de grano mediano, provinentes en su mayor parte de la desintegración de las capas terciarias de la depresión de Corral Quemado.

En el relleno de las depresiones interiores encontramos asimismo una sección de grano fino, que forma la parte visible de las terrazas más antiguas, sobre todo a cierta distancia de las sierras.

Los cañadones que las surcan contienen, en cambio, material reciente de grano más grueso (arena gruesa, gravilla y grava). Estos sedimentos finos están muy bien desarrollados, por ejemplo, en la depresión situada al noroeste de la sierra de Belén, especialmente en su parte sudoeste. Su espesor es allí de algunas decenas de metros, y están cubiertos por fanglomerados. Se trata de capas espesas de limo loéssicos grueso (unos 0,05 mm en promedio), friable, de color castaño claro y grano muy seleccionado. Por su carácter fino y homogéneo, y por su color, estos sedimentos pueden parecer a primera vista de edad terciaria, el contacto con el basamento de la sierra, sin embargo, es primario, o sea que se originaron después de las sierras. La composición de estos sedimentos es: cuarzo, plagioclasas, biotita, moscovita, yeso y algo de piroxeno y anfíbol; los granos son más bien angulosos, aunque bien seleccionados en tamaño. Este limo loéssicos aparece también en forma de lentes intercaladas en el fanglomerado de la parte superior.

Esta arena muy fina o limo castaño se encuentra asimismo en forma de lentes, dentro del fanglomerado de la parte superior.

Los sedimentos eólicos arenosos constituyen grandes extensiones de médanos en el campo de Belén y en el valle de Fiambalá. En el primero se disponen en el ángulo sudeste de la Hoja, y se deben a los vientos del cuadrante sudeste.

En el valle de Fiambalá es el viento del sud y sud-sudoeste que los forma, especialmente en la parte norte del valle; grandes cantidades de arenas son acumuladas al pie de la falda occidental de la sierra de Fiambalá. Más al norte, en la Hoja 12c, los vientos del oeste depositan en los valles altos situados sobre la falda oriental de las sierras, verdaderos “glaciares” de arena.